Trigana y San Francisco
Ubicada en el Mar Caribe, cerca de la frontera entre Colombia y Panamá, la bahía de Trigana también es una puerta de entrada a la selva húmeda virgen del Darién, una densidad tal que todavía es una frontera natural, casi impenetrable, que aun separa las dos Américas, todavía no es posible ir desde Alaska hasta la Patagonia, por tierra, gracias a esta selva densa, cosa que es tan buena para todos. ¡Y especialmente para la naturaleza!
Pequeños pueblos de pescadores y agricultores, sin carreteras, solo caminos, sin automóviles, pero mulas, caballos y bicicletas, sin vacas ni zebus, sin autobuses, pero si barcos…
Una selva, llena de animales, monos aulladores, capuchinos, perezosos, valientes hormigas arrieras, osos hormigueros, pequeñas ranas coloridas pero intocables, grandes serpientes venenosas, caimanes, koatis, tucanes, loros y gran variedad de aves de todos los colores. Aquí la montaña viene a arrojarse al mar, este mar cristalino color esmeralda, lleno de peces de colores a pesar de la ausencia de corales, mar que roe la playa, lleva madera flotante y recibe numerosas tortugas verdes que pastan los fondos de la bahía, ricos en algas que las alimentan.
A este pequeño rincón de paraíso solo se puede acceder en 1h20 de bote desde Turbo o aproximadamente 40 minutos desde Necoclí, aquí viven negros y mestizos, en los caseríos, indios en los bosques y blancos varados voluntariamente un poco en todas partes. En cuanto a los botes, es importante señalar que de diciembre a abril, durante la temporada seca, el mar puede estar muy agitado (un poco menos agitado que de Trigana a Capurgana, a partir de Trigana el Golfo se abre y se ingresa al mar abierto) y es aconsejable entonces favorecer tomar el bote desde Necoclí que desde Turbo, desde Necocli el viaje será paralelo a las olas, será mucho más agradable y además es la mitad de la distancia y tiempo.
Trigana, aún poco conocida a pesar de su enorme potencial, es definitivamente nuestro lugar favorito en Colombia, a la base hemos partido de Francia para vivir en Trigana, pero el gran deseo de tener un hijo nos ha hecho razonar y elegir vivir cerca de Medellín para estar más cerca de buenas infraestructuras médicas. Pero a pesar de esto hemos construimos un hostal, Treegana Hostal, con piscinas naturales, cabaña en los árboles y horno de barro para preparar panes, pizzas, lasaña y pasteles para nuestros huéspedes. Aquí por el momento la electricidad es de 8h por día, de 15h a 23h de lunes a viernes y de 16h a medianoche los fines de semana.
Trigana, hermoso compromiso entre Selva & Mar o agua salada & agua dulce, aquí podemos dar un paseo por la selva para bañarse en rios y observar gran cantidad de fauna, incluidas las reservas naturales de Sasardi y El Bembe, vecinos de nuestro hostal. También puedes ir a pescar con los lugareños, hay hermosos especímenes en el mar, también puede tomar una máscara / snorkel y posiblemente un arpón para caminar por las rocas del mar y observar la fauna submarina. Pero uno puede también simplemente descansar y disfrutar del entorno idílico, sentirse solo en el mundo, sin nociones de tiempo y aprovechar la oportunidad para desconectarse del mundo…
En San Francisco, a 40 minutos a pie al sur de Trigana bordeando el mar, puedes dar un paseo por el bosque de los gigantes y bañarte bajo hermosas cascadas con hermosas piscinas naturales mientras observas la vida silvestre, puedes también visitar el “Domo”, Myriam, Rodrigo y sus hijos han creado su casa de papel y una estructura metálica, se esfuerzan por vivir de forma auto sostenible, produciendo materiales, energía, alimentos, artesanías, ropa… Ellos reciben a quién quiera visitarlos, tomando el tiempo para discutir con sus interlocutores. Allí también podrás encontrarte con personas que construyen sus hogares en el medio de la nada, que vienen en busca de la tranquilidad, la selva, la naturaleza, la libertad de dedicarse a actividades devaluadas por el mundo moderno, para hacer su chocolate y sus vinos, vivir al ritmo de la naturaleza, tomarse el tiempo… lejos de la sociedad de consumo y su ritmo infernal. En 2019, se creó una carretera para llegar a Titumate, el pueblo está ahora conectado a la pequeña red de pistas que conectan Titumate, Balboa, Gilgal, Santa María del Darién y Unguia, esta red de pistas no está conectada con el resto de Colombia debido al enorme Río Atrato, en el que aún no hay puentes… Circulan algunos viejos 4×4, camiones y motocicletas, pero también caballos y carretas.